domingo, 11 de diciembre de 2011

Control, ¿qué control?

El viernes mereció la pena levantarse temprano. Al principio pensé que no pero ¡vaya que si lo mereció!. 
Con la antelación que caracteriza a las reuniones en la universidad, mi jefa me llamó anoche para que asistiera a una hoy a las 9 de la mañana. Era una reunión de tutores. En la universidad rusa hay un sistema de tutores por cada curso, sobre todo para primer curso, para informar y ayudar a los alumnos novatos y acompañarles en diversas actividades. Muy útil y muy buena idea si no fuera porque puede incluir un lavado de cerebro. 
Según llegué, pedían nombre y apellido y lugar de trabajo. Una vez sentados y antes de empezar la reunión el director/rector (no me ha quedado claro su cargo) nos pidió que nos sentáramos más hacia adelante y de forma más repartida por toda la sala alegando que es algo que siempre tiene que pedir a sus alumnos y no esperaba tener que pedírselo a los profesores. 
La reunión empezó y al principio estaba confundida, pensaba que no entendía nada porque nada tenía sentido ni estaba muy conectado entre sí. Luego me di cuenta de que era así (algo habitual aquí es convocar reuniones porque sí). Empezaron diciendo muchas cosas juntas, cosas como por ejemplo que igual es buena idea que si los alumnos quieren trabajar, incluso si es por necesidad familiar, le pidiéramos la autorización de sus padres y la de media facultad. Eso fue solo un ejemplo, no algo para hacer de verdad pero no estaba conectado con nada de lo que dijo antes ni después. Lo único que unía el discurso era la vaga idea de preocuparse por los estudiantes de los que eres tutor, que en los tiempos soviéticos los tutores lo hacían gratis (ahora te pagan 1000 rublos, unos 25€, al mes), que la universidad de Kazán es muy buena e importante y por eso hay que mirar por ellos.
Después, este señor mencionó algo, igual de inconexo con lo demás que el resto sobre hacer algún cartel o anuncio a los alumnos para que no convoquen eventos. Me pareció raro porque aquí hay eventos por cualquier cosa: el día de los de primer año, el día de la facultad de tal, etc. El culmen de los eventos es “La primavera estudiantil” que es una semana entera de espectáculos en la universidad.  Y dijo algo como que podía venir la policía. Aquí empecé a sospechar algo sabiendo que la última (y primera) reunión del departamento a la que he ido acabó siendo un mitin para votar a Rusia Unida, el partido de Putin con la base “Votad a quien queráis pero votad. Nuestro presidente, por ejemplo ha hecho...”. Esa reunión era, al principio, para informarnos del nuevo sistema de exámenes y notas (nadie sabe muy bien cómo es ahora). Otra reunión porque sí, vaya. 
Total, que aquí el director cedió la palabra a su compañero que nos informó de las manifestaciones que han tenido lugar en los últimos días en Moscú y San Petersburgo para hacer una re-elección. Parece ser que ha habido muchos problemas en estas manifestaciones con la policía (qué sorpresa) porque los jóvenes “provocan”. Estas manifestaciones son convocadas, entre otros, por “Otra Rusia” y en Kazán por lo visto hay líderes de ese grupo. Nos dijo, muy preocupado, que para el día 10 de diciembre hay un mitin convocado en Kazán con este motivo, que en Vkontakte (el facebook ruso) hay unos 2000 asistentes y otros 2500 que puede que vayan. Añadió que esta manifestación es ilegal por no estar convocada dentro del tiempo previsto por la ley para convocar manifestaciones (10 días de antelación) y por lo tanto los asistentes pueden enfrentarse a 15 días de arresto en prisión o una multa. 
Y aquí viene la conexión con lo del principio. Para evitar que nuestros muchachos se metan en problemas debemos informarles de lo mala idea que es asistir a esta manifestación por si acaban 15 días en la cárcel. Debemos preocuparnos por ellos. Hay que decirles, que mejor que no vayan, que no pasen por allí cerca por si acaso. 
Este señor, nos lo dijo con un tono de preocupación pero el director le cortó diciendo: “Vayan a ir o no vayan a ir, ¡hay que prohibírselo!” 
Ah amigo... 
Y aquí empezó lo bueno. El director, alegando preocupación por los alumnos insistió en el hecho de que no es buena idea que vayan, que no se mezclen con esa gentuza, que ahí puede haber de todo y que hay que prohibírselo porque la universidad es responsable de ellos por cualquier cosa que pase (mira tú). “Y si pasan 15 días en la cárcel, ¿qué vas a decir después? No, yo te aconsejé que no fueras, ¡no podemos hacer eso!”. Aquí, me arrepentí muchísimo de no haber grabado la reunión entera, este hombre tiene frases para el recuerdo.
Entonces, cuando él daba por terminada la reunión, un joven profesor se levantó y preguntó “mis alumnos quieren saber qué pasa aparte de los 15 días de cárcel, si hay repercusiones en la universidad, como que los expulsen por ejemplo”. Esto se lo expuso bastante bien razonado y el director no supo que responder. Con la diplomacia que le caracteriza respondió cortándole (cuando consideró que había hablado bastante): “¡No quiero!¡No quiero hablar de eso!¡No quiero! así que no vamos a volver a hablar de este tema”. Ante la insistencia general por conocer las posibles represalias, algunos profesores comentaron que a algunos estudiantes les da igual pasar 15 días en la cárcel, ¿van a entrar en el registro criminal o algo, acaso? Entonces, el director se hizo la picha un lío porque se vio entre la espada y la pared y dijo cosas como “hombre, no hay repercusiones en la universidad porque no podemos, pero si un juez lo dice, igual se les expulsa” o “pero estos chicos son como mis hijos, tenemos que preocuparnos por ellos como por nuestros hijos por eso hay que decirles que no vayan” pero la mayor parte de lo que dijo, no tenía ni pies ni cabeza. Eso sí, lo dijo muy enfadado, en tono paternalista y dictatorial. También se corrigió y para cubrirse las espaldas mencionó que los profesores podrían decirles todo esto como si fuera idea suya, no como si se lo hubiera mandado él. “Hay que estar de acuerdo con el director” dijo en una de éstas poco después de hablar de la libertad de pensamiento en la universidad. 


Viñetas de Quino
Y al rato se terminó la reunión y nos dejaron libres. En menos de un mes, dos reuniones relacionadas con hacer lo que quiere el gobierno. 
A dos compañeras mías las invitaron a ir con sus alumnos a un acto de homenaje de no sé qué accidente en el que murieron muchas personas que ocurrió el año pasado. Era justo antes de las elecciones, se convirtió en otro mitin tipo “con nuestro presidente esto no volverá a pasar” y también pasaron lista, asistencia obligatoria.



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